Ingredientes para 4 personas:
1/2 kilo de tomate maduro.
1/2 pimiento verde.
1 diente de ajo.
1/2 pepino.
1 l de aceite de oliva.
4 cucharadas de vinagre de vino.
1 rebanada de pan de molde.
Sal fina
Elaboración:
Limpiar muy bien toda la verdura que vais a utilizar. Escalda y pela los tomates e introduce en el vaso de la batidora. Esto es opcional, ya que podéis simplemente trocearlos, y posteriormente pasar por un chino (o colador). Añade el pepino pelado y troceado, el pimiento, el ajo y el pan remojado en agua. Tritura durante unos segundos y añade la sal, el vinagre y el aceite probando para rectificar si fuera preciso. Pasa por chino a una sopera y deja enfriar durante una hora aproximadamente. Se sirve acompañando con una guarnición de dados de pan, de pepino, de cebolla, de tomate, de jamón y de huevo duro.
Consejos y/o preguntas mas frecuentes:
-El gazpacho no me ha salido todo lo rojo que me gustaría, ¿Cómo arreglarlo?
-Muy sencillo. El tomate normal que solemos utilizar para hacer el gazpacho el el denominado tomate de ensalada, o tomate común. Éste, posee prácticamente las mismas propiedades que el resto de clases de tomate, pero quizás su aporte de color es menor al conocido como tomate pera; sin duda, más rojizo. De ahí que el consejo es que se utilice mitad y mitad de cada clase de tomate si se pretende mayor color, eso sí, ambos bien maduros.
Sobre el tomate:
-El tomate pertenece a la familia de las Solanáceas, que incluye alrededor de 75 géneros y unas 2.300 especies de plantas productoras de alcaloides tóxicos. Entre ellas se encuentran la belladona, la mandrágora y el beleño. Son pocas las Solanáceas comestibles, pero su relevancia en la alimentación humana es considerable.
Origen y variedades:
-El tomate es el fruto de la tomatera, planta de origen americano. En concreto, se considera oriundo de Ecuador, Perú y la zona norte de Chile. Su introducción en Europa tuvo lugar desde México. En un principio, la aceptación del tomate en Europa fue muy escasa porque se relacionaba con algunas especies de plantas venenosas. A medida que esta idea fue desapareciendo, el consumo de tomate comenzó a aumentar hasta hacerse muy popular en el siglo XVIII, época en la que se produjo la aparición de la salsa de tomate. No fue hasta el siglo XX cuando su cultivo se extendió por todo el mundo.
En la actualidad, el tomate es uno de los alimentos más populares en Europa, debido en parte a su versatilidad y su facilidad para combinarse bien con una amplia variedad de alimentos y de hierbas aromáticas.
Existen casi cien variedades de tomates que se clasifican según su uso, tamaño y forma, divididas todas ellas en tomates para cocinar y tomates para ensalada.
-Tomates para ensalada:
Dan-Ronc: variedad representativa del tomate de ensalada, muy lleno y carnoso.
Monserrat: forma lobulada y buen tamaño. Es un tomate bastante vacío pero muy apreciado por su sabor.
Cereza o Cherry: pequeño tamaño, rojo y redondo.
Son frutos de piel fina, sabor dulce y agradable.
-Tomates para cocinar:
Daniela: variedad típica de tomate maduro, de forma esférica y muy jugoso.
Pera: con mucha proporción de carne, muy sabrosos y aromáticos. Ideales para conservas, salsas y purés.
-Clasificación del tomate según forma:
Carnoso: redondeado o semiesférico y con estrías.
Cereza o Cherry: pequeño tamaño, rojo y redondo
Pera: muy aptos para elaborar conservas, salsas y purés.
Redondo: por lo general son frutos de color rojo, redondos y de superficie lisa, aunque también los hay amarillos. Suelen ser variedades- de sabor dulce y piel gruesa.
Mejor temporada:
Aunque podemos encontrar los tomates durante todo el año, los de mejor calidad, sobre todo para ensalada, son los que se recolectan en los meses de verano. Su valor nutritivo y su perfume son mayores cuando el tomate madura al sol en pleno campo, es decir, de agosto a octubre. Al igual que los pimientos y las berenjenas, con quienes comparten familia botánica, los tomates soportan mejor las altas temperaturas y son más sensibles al frío.
Como elegirlo:
Si se prefieren frutos bien maduros, han de escogerse los de color rojo vivo, piel lisa y que se sientan blandos al tacto. Si por el contrario se prefiere un tomate menos maduro, se elegirán los más firmes y de color rosado cercano al rojo. Se han de rechazar los ejemplares demasiado blandos, muy maduros o con magulladuras y los que presenten manchas de sol (áreas verdes o amarillas cerca del tallo). La calidad del tomate depende de la uniformidad de las piezas y de la ausencia de defectos de crecimiento y manejo.
Si se quieren consumir pero todavía están un poco verdes, un truco muy sencillo es colocarlos dentro de una bolsa de plástico cerrada. Así maduran con rapidez y en el frigorífico aguantan bien entre 6 y 8 días. El zumo de tomate natural o las conservas, una vez abierto el envase, se mantiene perfectamente dos días en la nevera.
También pueden congelarse, siempre que se lleve a cabo un escaldado y pelado previos. Con la congelación, éste pierde parte de su jugo, por lo que una vez descongelados es preferible cocinarlos.
Propiedades nutritivas:
El tomate es un alimento poco energético que aporta apenas 20 calorías por 100 gramos. Su componente mayoritario es el agua, seguido de los hidratos de carbono.
Se considera una fruta-hortaliza, ya que su aporte de azúcares simples es superior al de otras verduras, lo que le confiere un ligero sabor dulce.
Es una fuente interesante de fibra, minerales como el potasio y el fósforo, y de vitaminas, entre las que destacan la C, E, provitamina A y vitaminas del grupo B, en especial B1 y niacina o B3. Además, presenta un alto contenido en carotenos como el licopeno, pigmento natural que aporta al tomate su color rojo característico. El alto contenido en vitaminas C y E y la presencia de carotenos en el tomate convierten a éste en una importante fuente de antioxidantes, sustancias con función protectora de nuestro organismo.
La vitamina E, al igual que la C, tiene acción antioxidante, y ésta última además interviene en la formación de colágeno, glóbulos rojos, huesos y dientes. También favorece la absorción del hierro de los alimentos y aumenta la resistencia frente las infecciones.
La vitamina A es esencial para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, además de tener propiedades antioxidantes.
La niacina o vitamina B3 actúa en el funcionamiento del sistema digestivo, el buen estado de la piel, el sistema nervioso y en la conversión de los alimentos en energía.
El potasio es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, además de intervenir en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula.
Autor: Leo Zurbano