Apaga y vámonos, que ya está la misa dicha
Concluir, acabar y terminar algún trabajo.
También se expresa para dar por zanjada una cuestión o para abandonar un problema irresoluble.
Según don José María Sbarbi, el origen de este dicho se localiza en la localidad granadina de Pitres, en la que dos curas que aspiraban a convertirse en capellanes castrenses pugnaron para ver cuál de los dos era más rápido en decir una misa.
El primero, después de colocarse tras el altar, recitó la fórmula con la que concluye la ceremonia: Ite, misa est.
El segundo, más avispado aún, se limitó a mirar al monaguillo y dijo: “Apaga y vámonos, que la misa está dicha”.
Fuente: El gran libro de los refranes (Editorial Libsa)