Ocrelizumab obtiene datos positivos en las formas recurrentes y primaria progresiva de esclerosis múltiple.
En un análisis conjunto de los datos de estudios complementarios fase III en esclerosis múltiple recurrente (EMR), los pacientes que cambiaron del tratamiento con interferón beta-1a a ocrelizumab experimentaron una reducción de las tasas de recaída (tasa anual de recaídas no ajustada después del cambio de tratamiento de 0,102) y del número de lesiones en el cerebro (el número medio de lesiones activas (T1 detectadas con gadolinio) fue de 0,01 y el de lesiones nuevas o con aumento de tamaño T2 de 0,37, después del cambio de tratamiento). Asimismo, los pacientes que fueron tratados desde el inicio con ocrelizumab mostraron un beneficio mantenido después de tres años.
En relación a iniciar lo antes posible el tratamiento, la doctora Moral ha explicado que, “cuando un neurólogo decide que un paciente debe iniciar tratamiento es porque considera que la enfermedad está activa. Por lo que esperar meses para obtener un efecto no siempre resulta fácil, ya que el paciente puede estar expuesto a sufrir nuevos brotes o a que aparezca actividad radiológica. Por este motivo, disponer de una terapia que resulte efectiva desde casi la cuarta semana de administración, con un claro efecto sobre la RM supone, un hecho diferencial y podría tener un impacto en la forma de tratar la enfermedad”.
En la esclerosis múltiple existe una fase subclínica en la cual la enfermedad va evolucionando sin haber presentado apenas signos clínicos. “Sin embargo”, subrayó la doctora Moral, “debemos realizar un diagnóstico diferencial exhaustivo para excluir otros posibles diagnósticos. Una vez hecho esto, sin duda lo mejor es tratar cuanto antes mejor pues ‘tiempo es cerebro’.
En el estudio Oratorio, los pacientes con esclerosis múltiple primaria progresiva (EMPP) con progresión de la discapacidad experimentaron un mayor aumento de la fatiga a causa de la enfermedad (p=0,0003), lo que pone de manifiesto la importancia de prevenir la progresión de las esclerosis en pacientes con esta forma de esclerosis. Por otra parte, los pacientes que fueron tratados con ocrelizumab en los que no se produjo una progresión de la discapacidad mostraron una reducción significativa en la fatiga en comparación con placebo (p=0,0337).
En estudios complementarios con más de 2.200 pacientes con EMR y EMPP, el perfil de seguridad de ocrelizumab fue consistente con el ya observado en periodos controlados de tratamiento. Los efectos secundarios más frecuentes asociados a ocrelizumab en todos los estudios fase III fueron reacciones a la infusión e infecciones de tracto respiratorio superior, que en su mayoría fueron de leves a moderadas.
Fuente: elglobal.net