El placer, factor esencial para la evolución humana
Perpetuar la especie es el principal objetivo de la raza humana. Y para conseguirlo con la máxima eficacia biológica, el cerebro se ayuda del placer, un elemento clave en el proceso evolutivo.
Marcelo Curto. Bilbao 20/02/2008
"El proceso de hominización -transformación de los primeros homínidos hasta llegar a convertirse en la especie humana actual- ha primado la apetencia por el placer, convirtiendo a éste en el instrumento clave que ha tenido el cerebro para conseguir los objetivos evolutivos", según ha dicho el neurólogo Nolasc Acarín que ha dictado la conferencia El cerebro del rey dentro de la XXXV Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao.
"Todos los actos de la conducta humana regida por el cerebro tienen tres objetivos de existencia: crecer, defenderse y perpetuarse, bien sea a través de las obras o a través de los hijos, siendo el placer el instrumento para obtener estos objetivos".
Eficacia biológica
Esta característica se da en otros animales, pero es precisamente en el cerebro humano durante el proceso de hominización "en donde ha tenido un desarrollo superior al de otras especies, fomentando el desarrollo evolutivo de nuestra raza". Para el especialista en neurología y psiquiatría, "el objetivo universal es la perpetuación de la especie a partir de la máxima eficacia biológica" y el instrumento que el cerebro utiliza para ello es el placer.
En el repaso por el desarrollo del cerebro humano desde sus orígenes hace más de 200.000 años, ha señalado que, desde el punto de vista del desarrollo de la masa cerebral, "ésta crece de manera ininterrumpida desde el nacimiento hasta aproximadamente los veinte años. Posteriormente, entre los 30 y los 40 años, el volumen se mantiene para empezar a mermar, ligeramente, desde esta edad hasta el final de la vida".
Por otro lado, el cerebro también se puede desarrollar de manera interna. "El cerebro es plástico y crece a partir de la estimulación y del aprendizaje. Todo lo que hacemos los humanos implica cambios físicos en el cerebro". En este sentido, Acarín señaló que las dendritas, las ramificaciones de las neuronas, se desarrollan en función de lo que aprendemos y de lo que las estimulan y, si no hay tal estimulación o es muy débil, no crecen.
Longitud de las dendritas
Existen trabajos, que han sido analizados en el encuentro de Bilbao por el especialista, en los que se ha demostrado que la longitud dendrítica total es mayor en personas que han ido a la universidad con respecto a los que han realizado la educación secundaria y, a su vez, la longitud dendrítica de estos últimos es superior a la de los que no han cursado educación secundaria.
"El desarrollo cerebral que una persona ha tenido a lo largo de la vida se analiza midiendo la longitud de las dendritas una vez fallecida. El saber sí ocupa lugar, porque cuanta más estimulación hay, más crecen las dendritas dentro del cerebro".
En cuanto al proceso y desarrollo de la conducta sexual dentro del proceso de hominización, Acarín ha apuntado varios aspectos relativos al cerebro que han dado a este tipo de comportamiento un cariz específico frente a otras especies, como "la disponibilidad sexual continuada, el emparejamiento continuado y la contención sexual".
Además, Acarín, profesor en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, y presidente de Mutual Médica, ha señalado la intervención de otros factores, también fisiológicos pero ligados a otras áreas del cuerpo, "como la ovulación oculta, los niveles de estrógenos y la influencia del estrés como elementos que han llevado a configurar la sexualidad humana tal y como la entendemos hoy en día", según el que también fue jefe de la sección de Neurología del Hospital Universitario Valle de Hebrón, de Barcelona, desde 1972 hasta 2006.
La XXXV Semana de Humanidades Médicas está organizada por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y cuenta con la colaboración de la Universidad del País Vasco y con el patrocinio de la Caja Bilbao Vizcaya y la Diputación Foral de Vizcaya.
Fuente: Diariomedico.com (21/02/2008)