LA VIDA LABORAL Y LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE
Cuando a una persona se le diagnostica Esclerosis Múltiple aparecen muchas dudas e incertidumbre, hay ocasiones, en que no se sabe muy bien como contestar a la pregunta ¿qué va a pasar ahora?
Es una situación desconocida cuyas consecuencias repercuten en todos los aspectos de la vida del/a afectado/a, a nivel familiar, laboral, personal, psicológico, social, etc.
Además la Esclerosis Múltiple suele aparecer en una etapa de la vida (20-40 años) en la que se están iniciando o realizando los primeros proyectos vitales que se pueden ver modificados en diferentes grados por la enfermedad.
Como hemos dicho, uno de los aspectos que se ven afectados, es el laboral, ¿podré seguir trabajando con Esclerosis Múltiple? A esta pregunta cada persona va a tener que contestar de forma individual, dependiendo de la situación en la que se encuentra, ya que ésta es una enfermedad muy variable y la evolución puede ser diferente de una persona a otra, incluso en la misma persona en momentos distintos. Por lo que hay que evaluar cada situación personal y considerar cual es la mejor decisión, si bien es verdad, que tras el diagnóstico no hay que precipitarse en tomarla porque psicológicamente no es el mejor momento, se debe esperar un tiempo para reflexionar y decidir que es lo más conveniente.
En general, para la mayoría de las personas, ya sean activas laboralmente o no, el trabajo es uno de los aspectos que conforman la identidad personal, produce sentimientos de utilidad y facilita la interacción social.
Por lo que si la persona lo desea y la enfermedad se lo permite, no hay ningún motivo para que la mayor parte de las personas afectadas de Esclerosis Múltiple continúen trabajando, ya que el diagnóstico de la enfermedad no implica necesariamente incapacidad laboral.
En otras ocasiones, se puede seguir trabajando llevando a cabo adaptaciones al puesto de trabajo para poder realizar las funciones laborales; esto va a depender de la persona y de cada momento, por ejemplo, si aparecen problemas de fatiga, se debe optar por trabajos que requieran menos esfuerzo físico o reducir la jornada laboral. Siempre intentando evitar el estrés y conociendo cuales son las capacidades que se poseen para no sobreesforzarse y producir cansancio, ya que esto solo hará que aparezcan sentimientos negativos hacia la situación en la que se encuentra.
Pero si el/la afectado/a decide dejar de trabajar por sus circunstancias personales, tampoco debe suponer un problema, porque el trabajo no lo es todo, lo esencial es sentirse completo/a en otros aspectos como la familia, las relaciones sociales, aficiones,…
Establecer prioridades que mejoren la calidad de vida del/a afectado/a y saber cual es la mejor decisión a tomar dependiendo del desarrollo de la enfermedad, es lo más importante.
Señalar, que por el hecho de estar diagnosticado de Esclerosis Múltiple no se consigue el 33% de discapacidad, que sería deseable, para facilitar el acceso al mercado laboral. Esto es algo que AEDEM persigue y reivindica desde hace años.
Fdo.: Reyes Valdés Pacheco.
Psicóloga de ASEM