Ave que vuela, a la cazuela Nuevamente, mediante un símil gastronómico, el refranero ofrece una sentencia moral que dicta la necesidad de aprovechar las oportunidades que se presenten.
Ave que vuela, a la cazuela Nuevamente, mediante un símil gastronómico, el refranero ofrece una sentencia moral que dicta la necesidad de aprovechar las oportunidades que se presenten.
Acuéstate sin cena y amenecerás sin deuda Con la metáfora gastronómica, recomienda el ahorro y la previsión.
Aceituna, una es oro; dos, plata; y la tercera, mata Cautela ante este alimento. Así: ACEITUNA, UNA O DOS, Y SI TOMAS MUCHAS, VÁLGATE DIOS o NI BEBAS EN LAGUNA, NI COMAS MÁS DE UNA ACEITUNA.
A mandíbula batiente Se expresa para calificar la risa o el apetito en sumo grado.
Un solo golpe no derriba el roble Al igual que el diente tenaz del perro o la persistente gota, el refrán aconseja la perseverancia en la consecución de un empeño.
Tener más paciencia que el santo Job Tener mucha paciencia. Sobrellevar todas las incomodidades e inconvenientes. Hace referencia a Job, el protagonista del primero de los Libros Sapienciales de La Biblia.
Poca ciencia y mucha paciencia Aunque el refranero pondera la sabiduría y los conocimientos y de ello da buena muestra en infinidad de sentencias.
Nunca llueve a gusto de todos Recomienda una actitud paciente con los acontecimientos de la vida.
Las cosas de palacio, van despacio Aunque modernamente este refrán se usa para criticar la lentitud con que funcionan la Administración.
Írsele a uno el santo al cielo Olvidarsele lo que iva a decir o lo que tenía que hacer.