“Ponerse hecha una arpía”
Aplícase a la mujer perversa y a la de genio pésimo, y equivale a ponerse hecha una furia o una fiera.
Las arpías o harpías eran unos monstruos fabulosos, hijos de Neptuno y de la Tierra, sumamente voraces, que tenían rostros de mujer, cuerpo de buitre, con alas, garras en los pies y en las manos y orejas de oso. Las principales arpías era Aello, Ocipeto y Celeno.
Fuente: El por qué de los dicho de José Mª. Iribarren.