El uso correcto de los refuerzos
Los niños y niñas hoy en día tienen muchas calidades de vida y artilugios varios, a veces innecesarios, que se han ido haciendo hueco entre sus propias necesidades, como lo pueden ser los videojuegos, los móviles, el ordenador e internet, que en tiempos pasados no existían y generaciones no tan lejanas a la actual no tenían. Han crecido acostumbrándose a la existencia de todas estas calidades y lejos de agradecerlas tienden a exigirlas, cada uno/a a su modo.
Por otro lado, como ya he mencionado en algún momento, en la mayoría de las familias tanto padre como madre trabajan parte o todo el día, pasando poco tiempo con sus hijos o no tanto como el deseado. En el poco tiempo que disfrutan de ellos/as no desean adoptar un papel autoritario, en ocasiones, ya sea por comodidad, sea por actitud personal.
Y si en un mismo lugar guardamos las exigencias de los pequeños/as por obtener lo que desean y/o lo que están acostumbrados a tener y el papel que pueden llegar a adoptar algunas familias o bien el poco tiempo que su vida laboral les deja dedicarles, obtenemos el siguiente coctel:
• Niños/as exigentes.
• Niños/as excesivamente individualistas.
• Niños/as poco comunicativos.
• Niños/as con problemas de comportamiento y que en ocasiones saltan la figura de la madre y/o del padre.
• Familias con problemas de comunicación.
La experiencia asegura que ante la indisciplina no se debe “nunca” responder con pereza ni dejadez, aunque tengamos todo el derecho a llegar cansados del trabajo e incluso lasos de las necesidades que a veces presentan los pequeños/as, que en ocasiones nos pueden llegar a parecer absurdas. Y es que no debemos olvidar que hemos elegido voluntariamente tener hijos y ahora nos toca educarles y estar para ellos “en la salud y en la enfermedad”.
Insisto en ello porque son cada día más las familias que han llegado a una situación insostenible teniendo estos comienzos que indicaba. Y ante actitudes inadecuadas existe una alta tendencia a utilizar el refuerzo verbal y/o material para evitarla o sofocarla, haciéndo que los niños/as utilicen esa estrategia como medio para conseguir lo que desean, dando lugar a conductas inadecuadas y conflictivas constantemente. Es decir, usar refuerzos sin que los merezcan, lejos de paliar, potencian los problemas.
Por todo ello, se debe evitar reforzar innecesariamente a los niños/as ante actitudes de exigencia o de protestas. No se les debe dar un regalo o perdonar un castigo con el objetivo de que no nos molesten. Sino que es recomendable tener una actitud firme y clara.
Quedando los refuerzos tanto verbales, por ejemplo, “pero si eres un cielo, con lo bueno que tu eres” o “dónde está mi campeón” como materiales, por ejemplo caramelos, videojuegos, levantamiento de castigos,… para momentos “puntuales”.
Aunque el niño/a tenga un comportamiento generalmente bueno, que muchos presentan, no se les debe reforzar materialmente a diario, sino que sea algo puntual de modo que sean capaces de agradecer y disfrutar del refuerzo en la medida que merece.
Los niños y niñas deben relacionar el refuerzo, los premios con algo bien realizado, al igual que lo hacemos los adultos.
Por último, animar a las familias que no acostumbren a reforzar verbalmente a sus hijos, que lo hagan con frecuencia siempre que hagan algo bien y sobre todo cuando conlleve esfuerzo y dedicación.
Y usar los refuerzos materiales puntualmente, asegurando que no pierdan su función de éxito.
Autora: Rosa Rodríguez (Pedagoga)