Como ya abordé en otro artículo hace algunas semanas, nos lleva tiempo seleccionar la guardería adecuada, igualmente nos ocurre al elegir el colegio en el que nuestro hija/o pasará varios años de su infancia.
Y los elegimos teniendo en cuenta los valores y objetivos que le van a inculcar.
La mayoría de las familias dedican más tiempo a dicha elección que a colaborar en la transmisión de los valores y principios junto a la escuela. Delegando en las maestros y maestros toda o casi toda su educación. Encontrándonos ante uno de los fallos más importantes y transcendentales de hoy.
No voy a negar que la educación que se recibe en los colegios forma un pilar fundamental en su desarrollo, porque estaría en un error, aunque tampoco voy a desperdiciar la oportunidad para resaltar la importancia y necesidad de un referente familiar en el que los valores como lo son el cariño, el respeto, la responsabilidad, el amor por la familia, …entre otros muchos, sean la base de la relación diaria.
Estamos en lo correcto al confiar en los profesionales que trabajan con los pequeños/as, ya sean guarderías o colegios, públicos o privados. Aunque al igual que las tareas de la casa, se tienen que repartir, debemos sentir que la responsabilidad de educarles es igualmente repartida, entre la familia y la escuela. Por ello, no debemos delegar la parte que como familia nos corresponde. Y para asegurar que el desarrollo sea correcto, debemos mantener una relación fluida con los maestros/as que trabajan con ellos/as.
Es decir, no basta con acudir al colegio cuando exista algún problema, sino que lo ideal es mantener una relación al inicio y final del curso, así como durante el desarrollo de los trimestres, para compartir toda aquella información que en cada uno de los dos contextos (casa y colegio) aparezca y deban conocer en el otro contexto, para evitar discontinuidades en su desarrollo.
Por otro lado, a los niños/as les gusta sentir que nos preocupamos por ellos/as. Y conocer a los maestros/as con los que pasan tantas horas diarias, las instalaciones donde juegan y hacen deporte… les hará sentir que te interesas por su entorno y su evolución incluso cuando ésta es buena, y lo considerarán como un refuerzo y reconocimiento ante su esfuerzo.
Al margen de que los niños/as vayan bien o no tan bien, conviene que mantengamos un interés por charlar con su tutor/a, tanto al principio como durante el desarrollo del curso escolar. No debemos esperar la llamada, es interesante tomar la iniciativa, sobre todo cuando existe información que consideramos interesante para su desarrollo.
Así como es interesante conocer aspectos sobre el funcionamiento del centro: normas de régimen interior (recogidas en el reglamento de organización y funcionamiento: ROF), funcionamiento en las actividades extraescolares, funcionamiento del comedor, …
Aprovecho para hablar de dos vías de participación en el centro:
1. La asociación de Madres y Padres de alumnos / as: AMPA, a través de la que se puede intervenir en la organización, desarrollo y evaluación de las actividades que se lleven a cabo en el horario escolar y extraescolar.
2. Consejo Escolar. Dicho órgano está compuesto por representantes de todos los miembros de la comunidad educativa, entre ellos los representantes de padres y madres de la AMPA. Cualquier padre o madre puede ser elegido representante de la AMPA en el Consejo Escolar. Quiero insistir en la importancia de este órgano, ya que es el que posee más poder, y a él corresponden decisiones como designar al director, aprobar el presupuesto, el proyecto educativo, imponer sanciones o correcciones a los alumnos / as, aprobar los proyectos de igualdad de género, de convivencia,…
Con todo ello, debemos tener claro que pese a que en la normativa de derechos y deberes de los alumnos / as se establece que los docentes deberán mantener un contacto con la familia para garantizar una mayor eficacia en el aprendizaje, los padres y madres deben continuar participando en el proceso de educación de sus hijos/as después de la elección del centro, ya que los responsables de la educación somos las familias y los maestros/as.
Este paso hacia delante en la educación nos ayudará a combatir y prevenir el fracaso escolar y emocional.
Autora: Rosa Rodríguez (Pedagoga)
