La alimentación puede condicionar riesgo EM
13 mayo, 2016
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La alimentación podría condicionar el riesgo de esclerosis múltiple.
La dieta condiciona la composición de la flora intestinal, que a su vez puede alterar la actividad de las células implicadas en la inflamación cerebral.
A día de hoy conviven en todo el mundo cerca de 2,3 millones de personas con esclerosis múltiple, enfermedad neurodegenerativa que padecen cerca de 46.000 españoles, muy especialmente mujeres. Sin embargo y a pesar de la gran prevalencia e incidencia –solo en nuestro país se diagnostican cada año 1.800 nuevos casos– de la enfermedad, los estudios no han podido aún identificar las causas por las que se desarrolla. De hecho, y si bien tradicionalmente se ha aludido a un origen fundamentalmente genético, las evidencias que apuntan a una gran importancia de los factores ambientales son cada vez más numerosas.
Y a ellas se aúnan la alcanzadas por investigadores del Brigham and Women’s Hospital de Boston (EE.UU.), en las que se observa que nuestra alimentación puede jugar un papel muy importante sobre el riesgo de aparición no ya solo de la esclerosis múltiple, sino incluso de otras enfermedades neurodegenerativas.
Concretamente, el estudio, publicado en la revista «Nature Medicine», muestra que la flora intestinal puede alterar la actividad de los astrocitos, células del cerebro y de la médula espinal implicadas en la inflamación y la neurodegeneración. Y dado que la composición de esta flora está condicionada por la alimentación, la dieta provoca, aun indirectamente, que tengamos una mayor o menor probabilidad de desarrollar la esclerosis múltiple.
Como explica Francisco Quintana, director de la investigación, «a través de este trabajo hemos sido capaces de identificar, por primera vez, que la alimentación ejerce algún tipo de ‘control remoto’ sobre la inflamación del sistema nervioso central. Lo que comemos tiene influencia sobre la capacidad de las bacterias de la flora intestinal para producir pequeñas moléculas, muchas de las cuales son capaces de viajar hasta el cerebro. Así, nuestros resultados abren la puerta a un nuevo campo hasta ahora desconocido: cómo el intestino controla la inflamación cerebral».
Fuente: abc.es